An illustration of a man sitting at a desk and writing in a journal.

Para dejar una huella hace falta una fuerza, un objeto que marque y algo en qué plasmar esa huella. No es muy complicado. Me agrada la idea de escribir y pensar que el tiempo (si existe finalmente) perderá camino en esta lucha contra él que parece todos luchamos.

La fuerza es esta voluntad ni tan egocéntrica sino más bien nostálgica de permanecer y por qué no, de comunicar. Claro está, que el objeto es el medio, en este caso el blog, una pequeña ventana de escape en esta búsqueda de centro, equilibrio y alejamiento de lo agresivo, si pues lo agresivo es lo opuesto a la huella, con la huella recuerdo, con el grito olvido, con la huella memoria, con la patada secuestro.

Plasmaré estas huellas, estas letras unidas con mis dedos para dejar medio tonto al tiempo, a ver si de repente le hago trampa y cuando quiera me leo (o me lees tú) y recuerdas que las huellas también son caminos.